Yo:
réplica de la ausencia/vacío insoportable
un viaje que principia sin comienzo
una canción constante de días repetidos
un fracaso pestilente y diurno
un gesto de abulia frente a las
vitrinas
de los centros comerciales
una lengua tartamuda que cuestiona y
canta
una promesa eterna como los huesos
ofrecidos
falsamente
a los perros en mercados moribundos
una sonrisa chueca
un instante que se busca
una colmena de preguntas negras
el
torbellino de la ira
un
laberinto persiguiendo relojes a destiempo
un desempleado más que deserta
y sueña
una música desafinada
cárcel
de espejos mirándose hacia dentro
hasta
perderse en una selva de nombres
y
semáforos
torre desplomada en horas vanas
máscara inacabable
el que rasga las heridas
-este dolor de fuego-
rasga
en los escombros
se encuentra resurrecto
Lázaro me dicen
Recuento de los daños
I used to be a
little boy
so old in my
shoes
and what I choose
is my voice
what´s a boy
supposed to do
Billy Corgan
I
Cuidado,
killer poeta
cuidado
con hundir tanto los ojos en el pozo
no
vaya a ser que te reflejes y salgas gritando
porque
has visto a un dios de hambre, un ser de nadie:
tu
eterna
y
sucia máscara
II
De
la niñez me quedan
los
pellizcos de viejas locas
en
casa de mi abuela Urbelina
los
deslices en barrancos
las
pelotas plásticas y coloridas
el
olor de la humareda de un churrasco de domingo
los
regaños de mi madre y de mi hermana
ante
el inalcanzable desafío de las números
la
osadía
de
construir alucinados sueños
III
Yo
no elegí
este
aullido noctámbulo de peregrinaciones a la nada
este
espejo que sucumbe al nombramiento de la especie
esta
vida que retuerce la corbata
este abismo de espiral desmesurada y rauda
este
ángel y su risa en el destierro
IV
Yo
también vestí los zapatos de mamá cuando niño
Yo
también imaginé mi sexo atravesado por lo enhiesto
Yo
también fui espiral sin fin hacia la duda
hacia
las dos caras del miedo
Yo también bebí el agua de la orilla
el agua del asco sometido:
metí la daga en la vulva de mis sueños
Yo
también
sostuve
entre mis manos una Playboy
que
me hizo y me deshizo
entre
espasmódicas y urgentes eyaculaciones
V
Han
violado mi carne y mi mente
han
hecho de mí un atavío de novia fallecida
un
fotografía de insolentes falos cubriéndome el cuerpo
una
visión de apantanadas formas
Vengo
de un país de sombras/una cárcel de lámina y cerrojos
No supe sino la rabia ante las babas del alcohol nocturno
Leonardo, ¿acaso no mirás este dolor de parto?
¿esta
vulva amoratada por el macho nocturno?
Vení
tomá
al sol de la mano, a la luna
porque
tu cuerpo entona la canción de dos cuerpos en uno
Eclipse
soy: indio americano/blanco a medias/
mujer
y hombre soy
VI
Fue el abuelo, mamá
él mismo
posó su mano en mi pierna,
la rozaba de arriba a abajo, de arriba a abajo, mamá
Yo era un niño ¿Puedes imaginarlo?
Eso era todo
VI
Fue el abuelo, mamá
él mismo
posó su mano en mi pierna,
la rozaba de arriba a abajo, de arriba a abajo, mamá
Yo era un niño ¿Puedes imaginarlo?
Fue
mucho el miedo, la confusión, la pesadilla
¿Era cariño eso, mamá? ¿Era eso amor?
¿Era cariño eso, mamá? ¿Era eso amor?
Yo
no lo pude entender Era
el abuelo, mamá
Olvidé
el resto, como si nada
así
funciona el dolor, la sospecha, la memoria
como
una treta que te hace el destino
como un acuerdo
como un acuerdo
Estoy
solo en casa, como siempre
Afuera
llueve y es de noche, mamá
Estoy
leyendo: Ya va a venir el día
Yo
solo quiero jugar Perder el tiempo
No sentir los días
como naufragios fatales]
No sentir los días
como naufragios fatales]
Verme
al espejo y no sentir angustia o rabia, mamá
Eso era todo
Ya
nada más
La derrota y el espejo
Así que supe de las dudas que vendrían
de
las derrotas acumulándose,
de
ese tiempo que nos fue negado, eso que nunca nos vino
y
repetimos golpeando la memoria
Soy
esto que teclea en horas pardas –me digo-, cercano a la acera
de
esta calle que enmudece en madrugada
Ahora
abrazo este lugar de nadie
este
remiendo
esta
máscara que se me clava más
cuando
más pasa el tiempo
y
ya no hay tregua
ni
rostro que me cubra las mentiras
Este es el tiempo haciéndose
poema de ausencias, escrito,
como
si alguien se desnudara
ante
los ojos de un muerto que nadie vela
Plegaria insustancial
Esta sangre que me pesa
esta
herida abierta como puño rojo
este
delirio de fiebre y dioses áridos
esta
hierba de oscuros deseos
Esta
malsana isla de fantasmas
Esta
plegaria:
Yo
ya no quiero verme más en la mirada de la muerte
Yo vengo parido por la ausencia
por el invierno de esas calles que se asustan de verse
en los ojos
de sus maniquíes absurdos
Y vengo de soltar gritos que nadie
alcanzó a oír
de reventar olas
que golpearon como trombas infinitas
Voy y vengo en las aceras agrietadas
me reconozco en uno que otra agua trémula
camino como el polvo que recoge su vencido hedor
ave herida que levanta el vuelo
y llega el sol
Vacante de mí
ausente de mí
colmado de neblina
algo se desvanece
con ese otro de mí
que ya se escapa
sale
huye
y se deserta
No vuelve a saber de mí
Es domingo por la tarde
Palabras
Migajas de un pan
Yo soy el cuerpo magullado
que ríe ebrio etéreo
Vacante de mí
ausente de mí
colmado de neblina
algo se desvanece
con ese otro de mí
que ya se escapa
sale
huye
y se deserta
No vuelve a saber de mí
Entramos y salimos solos de este mundo
A Arnoldo y Gerardo
como quien entra una una habitación
enciende la luz/retiene el vigor
como quien entra una una habitación
enciende la luz/retiene el vigor
luego
la apaga/se reconoce/se asusta
vuelve
sus pasos a la salida sin fin
y se hace polvo
Yo te puedo decir qué es la locura
He nacido para ser otro cada día
He nacido para ser otro cada día
aún
no sé mi lugar en esta tierra
solo
poseo dudas, un derrotado rostro
unas
palabras deshilándose:
tener
que trabajar, hundirte en un pozo de aguas rancias
ser
esclavo de la cruz y la cadena, del hombre fatuo
no
del ser llameante no del ave que reclama el aire
tener
que lavarte el pelo con higiene de culebra
tu
madre, nuestra madre, aparece en sueños deformes
coronas
de espinas y sangre y cristos famélicos
las
palabras
son
signos decadentes
que
no tienen una puta idea de lo que es el dolor
el
“dolorsito”
como
el sueño nefasto de cuando veo a mi madre muerta
con
un collar de aceitunas negras sobre el cuello
la
ansiedad girando sobre sí misma
mordiendo
con sus dientes de hambre
a
la paciencia hirsuta
Yo
te puedo decir qué es la locura:
-la
miseria honda
la
noche relinchando de presagios-
Y
no te atrevas a reír como hiena junto a ella
A
hacerte el loco cuando no lo eres
No
te atrevas
La casa y la memoria
Habían
presagios colgando en las paredes
voces
incrustadas en el aire
el
rezo de mamá
el
incienso humeando
el
cristo ardiendo y sus espinas
mis
masturbaciones solitarias
las
fantasías con las empleadas
el
sudor de mis manos
los
sueños negros
la
majestuosidad
la
glotonería
mis
hermanas sus gritos violentando los recuerdos
las
malas calificaciones del colegio
mi
padre
los
regaños
el
cincho
el
cuero
el
ardor
las
puertas somatadas
la
lágrima
la
sensación de no pertenecer a nada
el
beso en la frente
las
buenas noches
la
reconciliación
La
casa que habita esta memoria
Te busco padre entre otros padres
que
se esfuman con el aire
y
voy dejando un rastro mudo, un soliloquio entre las sombras
que
pretendo y nada dicen, nada nombran
Te
busco padre y tu puñal/silencio de antes es la casa
que
me habita en la memoria
cuadro
colgado de tormentas grises
lunas
salobres en penumbra
en
la pared del recuerdo que recuerdo, doliendo solamente
y
ya sin miedo
Papá traza formas en el aire
He llorado tus pérdidas tu paso anciano
He llorado tus pérdidas tu paso anciano
en
la ciudad que oye tus reproches y putazos
aún
recuerdo
cuando
jugábamos en el campo cercano
el
cielo dibujaba llamas en los pincelazos de la tarde
yo
recogía piedras
como
recojo estos recuerdos
Y
es así como apareces en el tiempo
en
el polvo de tiempo
viajero
indomable, pulmón de luz
lámpara
que acompañaba miedos
vertiente
de iras y regaños hoscos padre
único/piedra adusta
mía]
hablemos
tendidos sobre la yerba del reposo
con
tu torpe amor que ya he heredado
o
déjame solo en silencio
como
alguna vez vimos el mar
tomados
de las manos y queriéndonos
Esto no es un poema -es una carte a ella-
¿Recuerdas abuela cuando te contaba historias
¿Recuerdas abuela cuando te contaba historias
y
tu reías reíamos
como
si el tiempo
germinara
instantes de festejo inaplazable
o
sueños nebulosos que alguna vez imaginamos?
Hacíamos
remolinos de hojarasca
enredados
en nuestro goce de las tardes de juego
iluminábamos la casa con
nuestras carcajadas
Pero yo sé que tu grito
es un eco fallecido
ondas fúnebres
confundidas con el viento
que trae mensajes o
presagios gastados
–noticias que sé y
duelen-
Y mira
no han cambiado mucho las
cosas
aquí estoy
siempre mis nervios
incómodos
cárceles conmigo
mi testaruda tartamudez
Y es en vano arrancarse
las pupilas
desgastadas de llanto
es en vano buscar signos
en el cielo
sombras
o cuerpos parecidos al
tuyo
entre la gente
muerte brotando
en la lápida de tu
ulterior recuerdo
Porque te has ido abuela
y te he llorado
Y me he colmado de
quietud
al verte reír
en una playa de recuerdos
estrellas girantes y
soles cercanos
que te nombran te rodean
Abuela,
toma la luz que te ha
esperado desde siempre
no te apartes de mis
huellas que se borran
mis
hermanas cantan
como
si desconocieran la muerte
el
tiempo sublimado lo celebran
ellas
las
de la distancia innegable que hemos de parir
serán
memoria amada o gloria perdida
en
el recuerdo inmenso y nuestro
En
su habitación
papá
y mamá abrazan sus ancianos cuerpos
y
no hay muerte que apague su fulgor
Repaso de los días de brasas
En el grito partido de mis ojos
En el grito partido de mis ojos
encontré las trizas de un destino impostergable
eran ecos de abismos o fantasmas sensuales
sostenían las murallas de mi cuerpo
embestido por palabra y muerte
Los caminos dormían deshabitados
como espirales danzando hacia el vacío
-y es que los dioses del
aire mueren sentados-
pero tenía furia en el tronar de mi alarido
un puñado de recuerdos y presagios
la languidez en casa de mi abuela paterna
cuando todos callaban y el silencio
era un manto frío cubriendo la inercia
de los muebles y los gestos pardos
el viento era un barrido
que traía invierno acumulado en las ventanas
la poesía fue el dragón de mi memoria
fuego expulsado
por la trompa necia de mi bestia
Hay una música gris
que desemboca en mí
que desemboca en mí
lluvia
despeñada/cristales afilados
me he cansado
de los
sobrevivientes seres
de la tarde
devastada
escribir
es caminar
descalzo
hasta probar
la sangre
de la astilla
o es una gran
mentira
llena de
fosas
donde se
entierran
poemas como
muertos
Palabras
Migajas de un pan
que ya no es nuestro
Claroscuro
Hay palabras como larvas
Hay palabras como larvas
enfangadas y brillantes
como luciérnagas flotando
en un charco de ojos negros y ya inermes
peones
que saben el juego
de su suelo cubierto por el día y por la noche
Aterrizaje
En esta bruma en esta caliente madrugada de grillos y larvas
En esta bruma en esta caliente madrugada de grillos y larvas
que
salen a pastar
en
los jardines iluminados levemente
celebro
este quebrar de témpanos del miedo
este
relámpago que enciende los asombros
devueltos
en poemas
que
escuchan las paredes de cualquier ciudad o manicomio
Vivir o escribir acá es lo mismo
Retener un cúmulo de huesos
Vivir o escribir acá es lo mismo
Retener un cúmulo de huesos
caminar
sobre el asfalto soleado y demencial
afuera
nos
habita la noche
una
ciudad violenta
de
luces agónicas
de
esmog y esperma
Vivir o
escribir acá es lo mismo
oír el
réquiem que nombra y sepulta cada día
ser
tránsito vehicular/continua espera
a lo
mejor imaginarnos suicidas
amar al
sol y a las estrellas
No hay palabras
sino señales de niebla que se guardan:
No hay palabras
sino señales de niebla que se guardan:
murallas que apartan
a los cuerpos que se anhelan y se callan
Radiografías in situ
En la tarima del mundo
Radiografías in situ
En la tarima del mundo
desplomados:
Dejamos
todo y dormimos llenos de sí, vacíos de sí
sobre
la noche que se ausenta de gatos
chisporroteo
de cables eléctricos
de
grietas en ruina y respiraciones lentas
en
los cuartos de mujeres con insomnios interminables/
batallas
mudas
en
el silencio oscuro
Un
arrancar lento de párpados pesados
Un
entrever la luz opaca es el inicio del rito:
Despertamos
y la ciudad es una isla de humo
agua
mustia
en
la que flotan espejos o vitrinas de ojos cansados
Vaho amargo en la boca/primeros
pasos hacia la calle y el ruido
Esta mañana el frío es un
cuchillo helado que perfora los poros
Esta
mañana, este día parido como el otro y el otro
rueda
cabrío y denso sobre el caracol de la suerte laboral:
una
sonrisa aparente
un
traje elegante que cubra la oquedad y la ruina
para
convencer al jefe
que
somos más que huesos y un nombre
Llega
el retorno a casa
hacemos
las paces con la noche
Y
nos invade un deseo
una
esperanza de encontrar a alguien
a
quien gritarle toda la soledad en el teléfono
La noche hunde el cuchillo en la ciudad dormida
La noche es la bandera de los buitres
La noche hunde el cuchillo en la ciudad dormida
La noche es la bandera de los buitres
la noche es la máscara de Dios
la noche son los bares estentóreos
la noche es la oficina de las putas
la noche huele a asfalto lloviznado
la noche
la
noche acaricia la piel
de los amantes
y se mete en sus sábanas
tibias
líquidas
donde la muerte
ha llorado sus nombres
y se va
Tatuajes
Tatuajes
Yo soy el cuerpo magullado
esa que esconde con risillas
sobre camastros consumidos
la incerteza enhiesta de tu hombría
Óyeme:
No
sabes cómo duele la limosna de tu semen en mis labios
Varón de sangre y solo
Ahí en la barra ojos atentos
muy atentos
Varón de sangre y solo
Ahí en la barra ojos atentos
muy atentos
hacia la
vulva afeitada
que al compás
de la noche
se adentra en el espesor
de
las luces tintineantes
El
humillado oficinista
mano
en vulva
boca
en teta
descarga
su estrés
Las
horas bailan
sigilosas como gatas
aullando
los
cuartos tiemblan
de
gemidos lejanos
Se
acaba el show
vuelve
la vida
con
su cara de lunes
los
clientes bostezan
tragándose
la mañana
que
los devuelve solitarios
ahora
jugando
a ser otros
Cayó la noche y la avenida se llenó de luces
Cayó la noche y la avenida se llenó de luces
Luces como sinfonia levitando
Luces que descienden reunidas en tus ojos
Tus ojos: luz perpetua contenida
Tu cuerpo: manto de llagas/hoguer apagada
por el semen bravo
Lluvia de paso
Lluvia de paso
A la familia Arriagada, del Sur
Lento el silbido el caer traslúcido de la lluvia y el tiempo
Lento el silbido el caer traslúcido de la lluvia y el tiempo
lento
el aire/hijo de fantasmas del humo
o
bruma somnolienta desvaneciéndose
otra
vez en el aire
Lento
el andar de la tarde/nubes nupciales/lágrimas deformadas
formas
del cielo
Lento.
Lenta la música, el golpeteo incesante
latidos
de agua indivisible
Lento
el fluir de la niebla líquida y delgada
que
desemboca de un ducto vertical
hasta
hundirse lenta en las cuatro esquinas
de
una reposadera cualquiera
en
una casa de musgo y ruina
Lenta
la lluvia, su futuro incierto
de
muerte inaudible
de
río improvisado que serpentea transparente cualquier ciudad
Uno es un barman
A André Maldonado
rodeado de paredes que cuelgan posters
de Bob Marley, Jim Morrison, John Lennon
o Ché Guevara
Pura retórica
–dice un muchacho de ojos entrecerrados
como invocando
al sueño que no le llega nunca–
Pura retórica esto de la cultura bar
se dice a sí mismo y piensa:
encerrarme en un cuarto con volutas de ego y humo
con la música de un dj que mira obstinado su artefacto
mientras baila estrepitosamente inconstante
es solo un juego un pinche juego
Entonces vuelve a pensar
ahora golpeado por un idea inesperada:
todo el bar es un pequeño pueblo de duendes
que quieren ver y ser vistos
y ya no más ser ebrios anónimos
sino tipos interesantes
que entienden la posmodernidad y tararean
lo mejor de Muse,
The Killers, Arctic Monkeys o talvez Serrat
cuando la noche se queda sin baile
sin cuerpos qué rozar
Así que todo termina
Uno a veces es un barman
cuando las neuronas se derriten por un licor de
fuego
y ya no hay euforia colectiva ni ecos de risas
ni muchos menos cuerpos qué rozar
y solo queda algo como un brusco cerrar de puertas
y ventanas
algo como salir hacia una bruma
que huele a madrugada
a una calle de grietas como islotes oscuros
y queda una ansiedad vibrante en los labios
una sed
un camino de regreso
donde solo se conversa con la propia sombra
y se cuelan unas manos frías
en un par de bolsillos desnudos
Entrar al mall
Si uno en verdad pusiera atención
Si uno en verdad pusiera atención
podría
oír que hay una musiquilla falsa
adentro
de los centros comerciales
la
misma que podría acabar de un tajo con cualquier melómano
bastaría
con hacer sonar sus campanas rotas
como
catedrales desquebrajándose frente a las faldas de dios
en
este triste mundo
que
escucha atento esa también triste musiquilla de mierda
Caralibro
Subes y bajas
Subes y bajas
el
cursor del mouse con ansiedad
vibrátil
fácil husmear en lo que no te pertenece
un
corazón palpita en las yemas de tus dedos
fácil servir al tedio vacuo
todo
es click
frente
a un monitor
que
reverbera luz y signos muertos
fácil ser preso acomodado en la cárcel
de tu ego
Ciudad de Guatemala
No es una ciudad
No es una ciudad
sino
marea gris
sus
olas regresan todo a la orilla de la muerte
No
te embarques
No
es eso lo que ves un horizonte de neblina mansa
Es
el humo del diesel o la pólvora
Mejor
será que recorras otro camino
real
o imaginario
con
otros pasos
otras
gentes u otros sitios
Nunca
serás el héroe del acierto diario
Pero
el sol saldrá innegable en la mañana de tu miedo
Repaso de los días de brasas
En el grito partido de mis ojos
encontré las trizas de un destino impostergable
eran ecos de abismos o fantasmas sensuales
sostenían las murallas de mi cuerpo
embestido por palabra y muerte
Los caminos dormían deshabitados
como espirales danzando hacia el vacío
-y es que los dioses del
aire mueren sentados-
pero tenía furia en el tronar de mi alarido
un puñado de recuerdos y presagios
la languidez en casa de mi abuela paterna
cuando todos callaban y el silencio
era un manto frío cubriendo la inercia
de los muebles y los gestos pardos
el viento era un barrido
que traía invierno acumulado en las ventanas
la poesía fue el dragón de mi memoria
fuego expulsado
por la trompa necia de mi bestia
En esta bruma
en
esta caliente madrugada de grillos y larvas que salen a pastar
en
los jardines iluminados levemente, celebro ese quebrar
ese
morir para volver a ser, ser de tiempo y en el tiempo
como
candelas derritiéndose en una isla de humo,
ser
que se harta y devuelve todo en un poema
que
escuchan atentas las paredes de cualquier ciudad o manicomio
Germinación del verbo
Con
la risa de los desdentados
abandonados
en banquetas nauseabundas
colgando
su mudez de un candil
que
los incinera y calla
candil/mundo
orinándoles
la conciencia y su pavor
está
el tiempo la calle
herrumbroso olor a calle muerta
pisadas del tiempo que devora y hunde
hunde como raíces categóricas/ímpetu de arrugada tierra
aflora queriendo ser poema
Hay una música gris
que desemboca
en mí
lluvia
despeñada/cristales afilados
me he cansado
de los
sobrevivientes seres
de la tarde
devastada
escribir
es caminar
descalzo
hasta probar
la sangre
de la astilla
o es una gran
mentira
llena de
fosas
donde se
entierran
poemas como
muertos
Palabras
Migajas de un pan
que ya no es nuestro
Claroscuro
Hay palabras como larvas
enfangadas y brillantes
como luciérnagas flotando
en un charco de ojos negros y ya inermes
peones
que saben el juego
de su suelo cubierto por el día y por la noche
Vivir o escribir acá es lo mismo
Retener
un cúmulo de huesos
caminar
sobre el asfalto soleado y demencial
afuera
nos
habita la noche
una
ciudad violenta
de
luces agónicas
de
esmog y esperma
Vivir o
escribir acá es lo mismo
oír el
réquiem que nombra y sepulta cada día
ser
tránsito vehicular/continua espera
a lo
mejor imaginarnos suicidas
amar al
sol y a las estrellas
No hay palabras
sino señales de niebla que se guardan:
murallas que apartan
a los cuerpos que se anhelan y se callan
Ser original
Manía
de los que picotean la época
como
pájaros anhelantes de la forma
que
ven en la vanguardia una consigna, una bandera “nueva”
ondeando
en el atrio de la conveniencia
construyen
su ataúd con la soberbia
son
una estatua que el orgullo erige
Dejarse
marchitar
como
esas flores de luto que se apagan en las lámparas
–parecen
decirse a sí–
No
hay necesidad sino deseo
Poeta
no
dejes de asistir al asombro
no
esquives la mirada que te ve de frente
No
escribas epitafios con certezas de nadie
Estás
vivo y lo sabes
Tatuajes
Yo soy el cuerpo magullado
esa que esconde con risillas
las supuestas certezas enhiestas de tu hombría
Óyeme:
No
sabes cómo duele la limosna de tu semen en mis labios
Varón de sangre y solo
Ahí en la
barra ojos atentos
muy atentos
hacia la
vulva afeitada
que al compás
de la noche
se adentra en el espesor
de
las luces tintineantes
El
humillado oficinista
mano
en vulva
boca
en teta
descarga
su estrés
Las
horas bailan
sigilosas como gatas
aullando
los
cuartos tiemblan
de
gemidos lejanos
Se
acaba el show
vuelve
la vida
con
su cara de lunes
los
clientes bostezan
tragándose
la mañana
que
los devuelve solitarios
ahora
jugando
a ser otros
Cayó la noche y la avenida se llenó de luces
Luces como sinfonía levitando
Luces que descienden reunidas en tus ojos
Tus ojos: luz
perpetua contenida
Tu cuerpo: manto
de llagas/hoguera apagada
por el semen bravo
Radiografías in situ
En
la tarima del mundo
desplomados:
Dejamos
todo y dormimos llenos de sí, vacíos de sí
sobre
la noche que se ausenta de gatos
chisporroteo
de cables eléctricos
de
grietas en ruina y respiraciones lentas
en
los cuartos de mujeres con insomnios interminables/
batallas mudas
en
el silencio oscuro
Entonces
oímos rechinar la ira en los dientes del viento
Un
arrancar lento de párpados pesados
Un
entrever la luz opaca es el inicio del rito:
Despertamos
y la ciudad es un espejo mustio
con
ansiedad de verse desleída, hecha añicos
Vaho amargo en la boca
cansada/primeros pasos
hacia la calle y el ruido
Esta mañana el frío es un
cuchillo helado que perfora los poros
Esta
mañana, este día parido como el otro y el otro
rueda
cabrío y denso sobre el caracol de la suerte laboral:
una
sonrisa aparente
un
traje elegante que cubra la oquedad y la ruina
para
convencer al jefe
que
somos más que huesos y un nombre
Llega
el retorno a casa
hacemos
las paces con la noche
y
nos invade un deseo un latido
una
esperanza de encontrar a alguien
a
quien gritarle toda la soledad en el teléfono
Jam
A Angélica Noguera
Qué dulce lejanía atraviesa mis venas
cuando
escucho algún síncope de jazz
en
horas del sueño
y
hay un porvenir secreto
oculto
en la hoguera del silencio
entonces
mendigo un par de acordes
de
un piano que habla sobre flores de hielo
como
un ruiseñor en las ventanas:
esta
ciudad está roída por aves pendencieras
los
peces gravitan en el aire
no
hay silencio
solo dorados aullidos de Mr. Charlie Parker
y
las muchachas sonríen
y
los pájaros son amantes del beat
Definitivamente
hay música en el mundo
La noche hunde el cuchillo en la ciudad dormida
La noche es la bandera de los buitres
la noche es la máscara de Dios
la noche son los bares estentóreos
la noche es la oficina de las putas
la noche tiene miedo de la noche
la noche huele a asfalto lloviznado
la noche
la
noche acaricia la piel
de los amantes
y se mete en sus sábanas
tibias
líquidas
donde la muerte
ha llorado sus nombres
y se va
A esos muchachos que salen de sí y van al sol
Muchachos
que estiran sus miembros entre sí con frenética fricción
Muchachos
desde la orilla de este tiempo
Muchachos
que se esconden tras el tibio cuerpo de otro amigo
Muchachos
que huyen del saber y del orgullo impuesto por sus padres
Muchachos listos
para caminar bajo prados de imaginadas flores
Y penes flotantes
Muchachos de
miradas calcinadas por la soledad circundante
Muchachos tristemente
impacientes
En
oficinas furibundas que revientan de ansiedad
Muchachos
solitarios antítesis del macho cabrío
Muchachos
que dejan entrever su gran pecho dorado
Y
no duermen bajo la almohada del miedo
Y
salen al sol como a la vida
Yo te puedo decir qué es la locura
He
nacido para ser otro cada día
aún
no sé mi lugar en esta tierra
solo
poseo dudas, un derrotado rostro
unas
palabras deshilándose:
tener
que trabajar, hundirte en un pozo de aguas rancias
ser
esclavo de la cruz y la cadena, del hombre fatuo
no
del ser llameante no del ave que reclama el aire
tener
que lavarte el pelo con higiene de culebra
tu
madre, nuestra madre, aparece en sueños deformes
coronas
de espinas y sangre y cristos famélicos
las
palabras
son
signos decadentes
que
no tienen una puta idea de lo que es el dolor
el
“dolorsito”
como
el sueño nefasto de cuando veo a mi madre muerta
con
un collar de aceitunas negras sobre el cuello
la ansiedad girando sobre sí misma
la ansiedad girando sobre sí misma
mordiendo
con sus dientes de hambre
a
la paciencia hirsuta
Yo
te puedo decir qué es la locura:
-la
miseria honda
la
noche relinchando de presagios-
Y
no te atrevas a reír como hiena junto a ella
A
hacerte el loco cuando no lo eres
No
te atrevas
Uno es un barman
A André Maldonado
que ríe ebrio etéreo
rodeado de paredes que cuelgan posters
de Bob Marley, Jim Morrison, John Lennon
o Ché Guevara
Pura retórica –dice
un muchacho de ojos entrecerrados
como invocando
al sueño que no le llega nunca
mientras limpia con su lengua la barra húmeda de
cerveza–
Pura retórica esto de la cultura bar
se dice a sí mismo y piensa:
creo que encerrarme en un cuarto con volutas de ego
y humo
con la música de un dj que mira obstinado su artefacto musical
mientras baila estrepitosamente inconstante al
ritmo
es solo un juego un pinche juego
Entonces vuelve a pensar
ahora golpeado por un idea inesperada:
todo el bar es un pequeño pueblo de duendes
que quieren ver y ser vistos
y ya no más ser ebrios anónimos
sino tipos interesantes
que entienden la posmodernidad y tararean
lo mejor de Muse,
The Killers, Arctic Monkeys o talvez Serrat
cuando la noche se queda sin baile
sin cuerpos qué rozar
Así que todo termina
Uno a veces es un barman
cuando las neuronas se derriten por un licor de
fuego
y ya no hay euforia colectiva ni ecos de risas
ni muchos menos cuerpos qué rozar
y solo queda algo como un brusco cerrar de puertas
y ventanas
algo como un salir hacia una bruma
que huele a madrugada
a una calle de grietas como islotes oscuros
y queda una ansiedad vibrante en los labios
una sed
un camino de regreso
donde solo se conversa con la propia sombra
y se cuelan unas manos frías
en un par de bolsillos desnudos
Entrar al mall
Si
uno en verdad pusiera atención
podría
oír que hay una musiquilla falsa
adentro
de los centros comerciales
la
misma que podría acabar de un tajo con cualquier melómano
bastaría
con hacer sonar sus campanas rotas
como
catedrales desquebrajándose frente a las faldas de dios
en
este triste mundo
que
escucha atento esa también triste musiquilla de mierda
Caralibro
Subes
y bajas
el
cursor del mouse con ansiedad
vibrátil
fácil husmear en lo que no te pertenece
un
corazón palpita en las yemas de tus dedos
fácil servir al tedio vacuo
todo
es click
frente
a un monitor
que
reverbera luz y signos muertos
fácil ser preso acomodado en la cárcel
de tu ego
Lluvia de paso
A la familia Arriagada, del Sur,
A su cariño
Lento
el silbido el caer traslúcido de la lluvia y el tiempo
lento
el aire/hijo de fantasmas del humo
o
bruma somnolienta desvaneciéndose
otra
vez en el aire
Lento
el andar de la tarde/nubes nupciales/lágrimas deformadas
formas
del cielo
Lento.
Lenta la música, el golpeteo incesante
latidos
de agua indivisible
Lento
el fluir de la niebla líquida y delgada
que
desemboca de un ducto vertical
hasta
hundirse lenta en las cuatro esquinas
de
una reposadera cualquiera
en
una casa de musgo y ruina
Lenta
la lluvia, su futuro incierto
de
muerte inaudible
de
río improvisado que serpentea transparente cualquier ciudad
Ciudad de Guatemala
Ciudad de Guatemala
No
es una ciudad
Sino
marea gris
Sus
olas regresan todo a la orilla de la muerte
No
te embarques
No
es eso lo que ves un horizonte de neblina mansa
Es
el humo del diesel o la pólvora
Así
que recorre otro camino
Real
o imaginario
Con
otros pasos
Con
otras gentes u otros sitios
Nunca
serás el héroe del acierto diario
Pero
el sol saldrá innegable en la mañana de tu miedo
Atrás dejé al futuro en la carrera rauda
me
importa el tiempo sucediendo en este ahora
no
ser carne fresca para el ansia
sed,
en la antesala del deseo
Contra la pena
Agitá el cuerpo
bailá
salí a encontrar un cuerpo
hirviente o mujer lozana
de ojos grandes
para frenarle de una vez el paso a la muerte
que se ahogue en ese pozo que algunos eruditos llama “tiempo”
Salí, volvete pájaro o ladrón
pero salí
Desenfundá tu ánimo, cabrón
cantale al sol como si fuera tu hijo
No sepultes tus horas,
como
al abuelo que lloramos tarde
y recordamos escasamente
Recordá que hay prisa por volver a ser como esos niños
que perdieron en el aire sus cometas
y se ríen como locos en el suelo,
como esos jóvenes
que se cuentan entre sí y a carcajadas
las continuas masturbadas ante un televisor
en madrugada,
cuando los padres sueñan mansamente
con el “gran futuro” que vendrá para sus
críos
Levantate de esa mugre cama
que te harta los sueños y los años
caminá un momento junto al mar
o junto a un río
Y respirá la vida
que te devuelve el soplo ya inhalado
con un recuerdo dulce y de verdades claras
Retorno a la fogata
Tendrás que olvidar los malos ratos, los dolores infranqueables
las
risas que se fueron en memorias inasibles
de
todo aprenderás a conocer la niebla, la noche, el alba
sabrás
cantar tu peor canción y tus erratas
aullarás
a lunas que siguieron tu camino
verás
un llano de oleajes infinitos
soñarás
con esferas
con
alephs de amor entre los brazos
Te
arrancarás del pecho el alma y del centro las costillas
Aprenderás
a ser un sol
O
lucidez que aclara todo
Recordatorio
Vuelve
a vestirte de agallas
que
es fría la noche de oscuros deseos
en
esta calle de miradas rudas
Atrévete
a pulir las piedras
quiébrale
el paso al miedo
ignora
el ruido
construye
el altar de tu insurrecta verdad sin titubeos