lunes, 2 de julio de 2012

Lázaro me dicen


Yo:     
réplica de la ausencia/vacío insoportable
un viaje que principia sin comienzo
una canción constante de días repetidos
un fracaso pestilente y diurno
un gesto de abulia frente a las vitrinas
de los centros comerciales
una lengua tartamuda que cuestiona y canta
una promesa eterna como los huesos ofrecidos
falsamente
a los perros en mercados moribundos
una sonrisa chueca
un instante que se busca
una colmena de preguntas negras
el torbellino de la ira
un laberinto persiguiendo relojes a destiempo
un desempleado más que deserta y sueña
una música desafinada
cárcel de espejos mirándose hacia dentro
hasta perderse en una selva de nombres
y semáforos
torre desplomada en horas vanas
máscara inacabable
el que rasga las heridas
-este dolor de fuego-
rasga
en los escombros
se encuentra resurrecto

Lázaro me dicen





Recuento de los daños 

I used to be a little boy
so old in my shoes
and what I choose is my voice
what´s a boy supposed to do
Billy Corgan

I

Cuidado, killer poeta
cuidado con hundir tanto los ojos en el pozo
no vaya a ser que te reflejes y salgas gritando
porque has visto a un dios de hambre, un ser de nadie:
tu eterna
y sucia máscara

II

De la niñez me quedan
los pellizcos de viejas locas
en casa de mi abuela Urbelina
los deslices en barrancos
las pelotas plásticas y coloridas
el olor de la humareda de un churrasco de domingo
los regaños de mi madre y de mi hermana
ante el inalcanzable desafío de las números
la osadía
de construir alucinados sueños

III

Yo no elegí
este aullido noctámbulo de peregrinaciones a la nada
este espejo que sucumbe al nombramiento de la especie
esta vida que retuerce la corbata
este abismo de espiral desmesurada y rauda
este ángel y su risa en el destierro

IV

Yo también vestí los zapatos de mamá cuando niño
Yo también imaginé mi sexo atravesado por lo enhiesto
Yo también fui espiral sin fin hacia la duda
hacia las dos caras del miedo

Yo también bebí el agua de la orilla
el agua del asco sometido:

metí la daga en la vulva de mis sueños

Yo también
sostuve entre mis manos una Playboy
que me hizo y me deshizo
entre espasmódicas y urgentes eyaculaciones

V

Han violado mi carne y mi mente
han hecho de mí un atavío de novia fallecida
un fotografía de insolentes falos cubriéndome el cuerpo
una visión de apantanadas formas

Vengo de un país de sombras/una cárcel de lámina y cerrojos

No supe sino la rabia ante las babas del alcohol nocturno

Leonardo, ¿acaso no mirás este dolor de parto?
¿esta vulva amoratada por el macho nocturno?

Vení
tomá al sol de la mano, a la luna
porque tu cuerpo entona la canción de dos cuerpos en uno

Eclipse soy: indio americano/blanco a medias/
mujer y hombre soy

VI 

Fue el abuelo, mamá
él mismo
posó su mano en mi pierna,
la rozaba de arriba a abajo, de arriba a abajo, mamá

Yo era un niño         ¿Puedes imaginarlo?


Fue mucho el miedo, la confusión, la pesadilla

¿Era cariño eso, mamá? ¿Era eso amor?

Yo no lo pude entender                 Era el abuelo, mamá

Olvidé el resto, como si nada
así funciona el dolor, la sospecha, la memoria
como una treta que te hace el destino
como un acuerdo

Estoy solo en casa, como siempre

Afuera llueve y es de noche, mamá

Estoy leyendo:         Ya va a venir el día

Yo solo quiero jugar         Perder el tiempo
No sentir los días
                                            como naufragios fatales]

Verme al espejo y no sentir angustia o rabia, mamá

Eso era todo

Ya nada más




La derrota y el espejo 

Así que supe de las dudas que vendrían
de las derrotas acumulándose,
de ese tiempo que nos fue negado, eso que nunca nos vino
y repetimos golpeando la memoria

Soy esto que teclea en horas pardas –me digo-, cercano a la acera
de esta calle que enmudece en madrugada

Ahora abrazo este lugar de nadie
este remiendo
esta máscara que se me clava más
cuando más pasa el tiempo
y ya no hay tregua
ni rostro que me cubra las mentiras




Este es el tiempo haciéndose 

poema de ausencias, escrito,
como si alguien se desnudara
ante los ojos de un muerto que nadie vela




Plegaria insustancial 

Esta sangre que me pesa
esta herida abierta como puño rojo
este delirio de fiebre y dioses áridos
esta hierba de oscuros deseos

Esta malsana isla de fantasmas
Esta plegaria:

Yo ya no quiero verme más en la mirada de la muerte




Yo vengo parido por la ausencia 

por el invierno de esas calles que se asustan de verse
en los ojos
de sus maniquíes absurdos

Y vengo de soltar gritos que nadie alcanzó a oír
de reventar olas
que golpearon como trombas infinitas

Voy y vengo en las aceras agrietadas
me reconozco en uno que otra agua trémula
camino como el polvo que recoge su vencido hedor
ave herida que levanta el vuelo
y llega el sol




Vacante de mí 

ausente de mí 
colmado de neblina
algo se desvanece
con ese otro de mí 
que ya se escapa

sale

huye

y se deserta 

No vuelve a saber de mí








Entramos y salimos solos de este mundo
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       A Arnoldo y Gerardo

como quien entra una una habitación
enciende la luz/retiene el vigor

luego la apaga/se reconoce/se asusta
vuelve sus pasos a la salida sin fin
y se hace polvo




Yo te puedo decir qué es la locura 

He nacido para ser otro cada día
aún no sé mi lugar en esta tierra
solo poseo dudas, un derrotado rostro
unas palabras deshilándose:

tener que trabajar, hundirte en un pozo de aguas rancias
ser esclavo de la cruz y la cadena, del hombre fatuo
no del ser llameante no del ave que reclama el aire

tener que lavarte el pelo con higiene de culebra
tu madre, nuestra madre, aparece en sueños deformes
coronas de espinas y sangre y cristos famélicos
las palabras
son signos decadentes
que no tienen una puta idea de lo que es el dolor
el “dolorsito”
como el sueño nefasto de cuando veo a mi madre muerta
con un collar de aceitunas negras sobre el cuello
   la ansiedad girando sobre sí misma
mordiendo con sus dientes de hambre
a la paciencia hirsuta

Yo te puedo decir qué es la locura:

-la miseria honda
la noche relinchando de presagios-

Y no te atrevas a reír como hiena junto a ella
A hacerte el loco cuando no lo eres

No te atrevas







La casa y la memoria



Habían presagios colgando en las paredes

voces incrustadas en el aire
el rezo de mamá
el incienso humeando
el cristo ardiendo y sus espinas
mis masturbaciones solitarias
las fantasías con las empleadas
el sudor de mis manos
los sueños negros
la majestuosidad
la glotonería
mis hermanas           sus gritos       violentando los recuerdos
las malas calificaciones del colegio
mi padre
los regaños
el cincho
el cuero
el ardor
las puertas somatadas
la lágrima
la sensación de no pertenecer a nada
el beso en la frente
las buenas noches
la reconciliación

La casa que habita esta memoria 




Te busco padre entre otros padres 

que se esfuman con el aire
y voy dejando un rastro mudo, un soliloquio entre las sombras
que pretendo y nada dicen, nada nombran

Te busco padre y tu puñal/silencio de antes es la casa
que me habita en la memoria
cuadro colgado de tormentas grises
lunas salobres en penumbra
en la pared del recuerdo que recuerdo, doliendo solamente
y ya sin miedo




Papá traza formas en el aire 

He llorado tus pérdidas tu paso anciano
en la ciudad que oye tus reproches y putazos
aún recuerdo
cuando jugábamos en el campo cercano
el cielo dibujaba llamas en los pincelazos de la tarde
yo recogía piedras
como recojo estos recuerdos

Y es así como apareces en el tiempo
en el polvo de tiempo
viajero indomable, pulmón de luz
lámpara que acompañaba miedos
vertiente de iras y regaños hoscos           padre único/piedra adusta
                    mía]
hablemos tendidos sobre la yerba del reposo
con tu torpe amor que ya he heredado
o déjame solo               en silencio
como alguna vez vimos el mar
tomados de las manos y queriéndonos







Esto no es un poema -es una carte a ella-

¿Recuerdas abuela cuando te contaba historias

y tu reías       reíamos
como si el tiempo
germinara instantes de festejo inaplazable
o sueños nebulosos que alguna vez imaginamos?

Hacíamos remolinos de hojarasca
enredados en nuestro goce de las tardes de juego
iluminábamos la casa con nuestras carcajadas

Pero yo sé que tu grito es un eco fallecido
ondas fúnebres confundidas con el viento
que trae mensajes o presagios gastados

–noticias que sé y duelen-

Y mira
no han cambiado mucho las cosas
aquí estoy
siempre mis nervios incómodos
cárceles conmigo
mi testaruda tartamudez

Y es en vano arrancarse las pupilas
desgastadas de llanto
es en vano buscar signos en el cielo
sombras
o cuerpos parecidos al tuyo
entre la gente
muerte brotando
en la lápida de tu ulterior recuerdo

Porque te has ido abuela
y te he llorado
Y me he colmado de quietud
al verte reír
en una playa de recuerdos
estrellas girantes y soles cercanos
que te nombran te rodean

Abuela,

toma la luz que te ha esperado desde siempre

no te apartes de mis huellas que se borran




Es domingo por la tarde
mis hermanas cantan
como si desconocieran la muerte
el tiempo sublimado lo celebran
ellas
las de la distancia innegable que hemos de parir
serán memoria amada o gloria perdida
en el recuerdo inmenso y nuestro

En su habitación
papá y mamá abrazan sus ancianos cuerpos
y no hay muerte que apague su fulgor




Repaso de los días de brasas 

En el grito partido de mis ojos
encontré las trizas de un destino impostergable
eran ecos de abismos o fantasmas sensuales
sostenían las murallas de mi cuerpo
embestido por palabra y muerte

Los caminos dormían deshabitados
como espirales danzando hacia el vacío 
-y es que los dioses del aire mueren sentados- 
pero tenía furia en el tronar de mi alarido
un puñado de recuerdos y presagios
la languidez en casa de mi abuela paterna
cuando todos callaban y el silencio
era un manto frío cubriendo la inercia
de los muebles y los gestos pardos
el viento era un barrido
que traía invierno acumulado en las ventanas
la poesía fue el dragón de mi memoria
fuego expulsado
por la trompa necia de mi bestia




Hay una música gris 

que desemboca en mí                    

lluvia despeñada/cristales afilados
me he cansado
de los sobrevivientes seres
de la tarde devastada
escribir
es caminar descalzo
hasta probar la sangre
de la astilla
o es una gran mentira
llena de fosas
donde se entierran
poemas como muertos






Palabras

Migajas de un pan

que ya no es nuestro




Claroscuro 

Hay palabras como larvas
enfangadas y brillantes

como luciérnagas flotando
en un charco de ojos negros y ya inermes

peones
que saben el juego
de su suelo cubierto por el día y por la noche




Aterrizaje 

En esta bruma en esta caliente madrugada de grillos y larvas
que salen a pastar
en los jardines iluminados levemente
celebro este quebrar de témpanos del miedo
este relámpago que enciende los asombros
devueltos en poemas
que escuchan las paredes de cualquier ciudad o manicomio 




Vivir o escribir acá es lo mismo 

Retener un cúmulo de huesos
caminar sobre el asfalto soleado y demencial
afuera
nos habita la noche
una ciudad violenta
de luces agónicas
de esmog y esperma

Vivir o escribir acá es lo mismo
oír el réquiem que nombra y sepulta cada día
ser tránsito vehicular/continua espera
a lo mejor imaginarnos suicidas
amar al sol y a las estrellas 




No hay palabras 

sino señales de niebla que se guardan:
murallas que apartan
a los cuerpos que se anhelan y se callan 




Radiografías in situ 

En la tarima del mundo
desplomados:

Dejamos todo y dormimos llenos de sí, vacíos de sí
sobre la noche que se ausenta de gatos
chisporroteo de cables eléctricos
de grietas en ruina y respiraciones lentas
en los cuartos de mujeres con insomnios interminables/
                                                                 batallas mudas
en el silencio oscuro

Un arrancar lento de párpados pesados
Un entrever la luz opaca es el inicio del rito:

Despertamos y la ciudad es una isla de humo
agua mustia
en la que flotan espejos o vitrinas de ojos cansados

Vaho amargo en la boca/primeros pasos hacia la calle y el ruido

Esta mañana el frío es un cuchillo helado que perfora los poros

Esta mañana, este día parido como el otro y el otro
rueda cabrío y denso sobre el caracol de la suerte laboral:

una sonrisa aparente
un traje elegante que cubra la oquedad y la ruina
para convencer al jefe
que somos más que huesos y un nombre


Llega el retorno a casa
hacemos las paces con la noche

Y nos invade un deseo
una esperanza de encontrar a alguien
a quien gritarle toda la soledad en el teléfono 




La noche hunde el cuchillo en la ciudad dormida 

La noche es la bandera de los buitres
la noche es la máscara de Dios
la noche son los bares estentóreos
la noche es la oficina de las putas
la noche huele a asfalto lloviznado
la noche
                        la noche acaricia la piel
de los amantes
y se mete en sus sábanas
tibias
líquidas
donde la muerte
ha llorado sus nombres
y se va 




Tatuajes 

Yo soy el cuerpo magullado
esa que esconde con risillas
                                                           sobre camastros consumidos
la incerteza enhiesta de tu hombría

Óyeme:

No sabes cómo duele la limosna de tu semen en mis labios 




Varón de sangre y solo 

Ahí en la barra ojos atentos
muy atentos
hacia la vulva afeitada
que al compás de la noche
se adentra en el espesor
de las luces tintineantes

El humillado oficinista
mano en vulva
boca en teta
descarga su estrés

Las horas bailan
sigilosas         como gatas
aullando
los cuartos tiemblan
de gemidos lejanos

Se acaba el show
vuelve la vida
con su cara de lunes
los clientes bostezan
tragándose la mañana
que los devuelve solitarios
ahora
jugando a ser otros 




Cayó la noche y la avenida se llenó de luces

Luces como sinfonia levitando
Luces que descienden reunidas en tus ojos

Tus ojos:                luz perpetua contenida
Tu cuerpo:           manto de llagas/hoguer apagada
                                                               por el semen bravo 




Lluvia de paso

                                                                                                A la familia Arriagada, del Sur 

Lento el silbido el caer traslúcido de la lluvia y el tiempo
lento el aire/hijo de fantasmas del humo
o bruma somnolienta                      desvaneciéndose
otra vez en el aire

Lento el andar de la tarde/nubes nupciales/lágrimas deformadas
formas del cielo
Lento. Lenta la música, el golpeteo incesante
latidos de agua indivisible

Lento el fluir de la niebla líquida y delgada
que desemboca de un ducto vertical
hasta hundirse lenta en las cuatro esquinas
de una reposadera cualquiera
en una casa de musgo y ruina

Lenta la lluvia, su futuro incierto
de muerte inaudible
de río improvisado que serpentea transparente cualquier ciudad




Uno es un barman

                                                                                                               A André Maldonado

que ríe ebrio etéreo
rodeado de paredes que cuelgan posters
de Bob Marley, Jim Morrison, John Lennon o Ché Guevara

Pura retórica –dice un muchacho de ojos entrecerrados
como invocando al sueño que no le llega nunca

Pura retórica esto de la cultura bar
se dice a sí mismo y piensa:

encerrarme en un cuarto con volutas de ego y humo
con la música de un dj que mira obstinado su artefacto
mientras baila estrepitosamente inconstante
es solo un juego un pinche juego

Entonces vuelve a pensar
ahora golpeado por un idea inesperada:

todo el bar es un pequeño pueblo de duendes
que quieren ver y ser vistos
y ya no más ser ebrios anónimos
sino tipos interesantes
que entienden la posmodernidad y tararean
lo mejor de Muse, The Killers, Arctic Monkeys o talvez Serrat
cuando la noche se queda sin baile
sin cuerpos qué rozar

Así que todo termina

Uno a veces es un barman
cuando las neuronas se derriten por un licor de fuego
y ya no hay euforia colectiva ni ecos de risas
ni muchos menos cuerpos qué rozar
y solo queda algo como un brusco cerrar de puertas
y ventanas
algo como salir hacia una bruma
que huele a madrugada
a una calle de grietas como islotes oscuros
y queda una ansiedad vibrante en los labios
una sed
un camino de regreso
donde solo se conversa con la propia sombra
y se cuelan unas manos frías
en un par de bolsillos desnudos




Entrar al mall 

Si uno en verdad pusiera atención
podría oír que hay una musiquilla falsa
adentro de los centros comerciales
la misma que podría acabar de un tajo con cualquier melómano
bastaría con hacer sonar sus campanas rotas
como catedrales desquebrajándose frente a las faldas de dios
en este triste mundo
que escucha atento esa también triste musiquilla de mierda




Caralibro 

Subes y bajas
el cursor del mouse con ansiedad vibrátil
fácil husmear en lo que no te pertenece
un corazón palpita en las yemas de tus dedos
fácil servir al tedio vacuo
todo es click
frente a un monitor
que reverbera luz y signos muertos
fácil ser preso acomodado en la cárcel de tu ego




Ciudad de Guatemala 

No es una ciudad
sino marea gris
sus olas regresan todo a la orilla de la muerte

No te embarques

No es eso lo que ves un horizonte de neblina mansa

Es el humo del diesel o la pólvora

Mejor será que recorras otro camino
real o imaginario
con otros pasos
otras gentes u otros sitios

Nunca serás el héroe del acierto diario

Pero el sol saldrá innegable en la mañana de tu miedo
 



 
 
 
 








 

 
 


 
 
 

 

 
 

 
 

 



 

 
 
 



  




 





 

 






Repaso de los días de brasas

En el grito partido de mis ojos
encontré las trizas de un destino impostergable
eran ecos de abismos o fantasmas sensuales
sostenían las murallas de mi cuerpo
embestido por palabra y muerte

Los caminos dormían deshabitados
como espirales danzando hacia el vacío 
-y es que los dioses del aire mueren sentados- 
pero tenía furia en el tronar de mi alarido
un puñado de recuerdos y presagios
la languidez en casa de mi abuela paterna
cuando todos callaban y el silencio
era un manto frío cubriendo la inercia
de los muebles y los gestos pardos
el viento era un barrido
que traía invierno acumulado en las ventanas
la poesía fue el dragón de mi memoria
fuego expulsado
por la trompa necia de mi bestia




En esta bruma

en esta caliente madrugada de grillos y larvas que salen a pastar
en los jardines iluminados levemente, celebro ese quebrar
ese morir para volver a ser, ser de tiempo y en el tiempo
como candelas derritiéndose en una isla de humo,
ser que se harta y devuelve todo en un poema
que escuchan atentas las paredes de cualquier ciudad o manicomio




Germinación del verbo

Con la risa de los desdentados
abandonados en banquetas nauseabundas
colgando su mudez de un candil
que los incinera y calla
candil/mundo
orinándoles la conciencia y su pavor
está el tiempo la calle
herrumbroso olor a calle muerta
pisadas del tiempo que devora y hunde
hunde como raíces categóricas/ímpetu de arrugada tierra
aflora queriendo ser poema




Hay una música gris

que desemboca en mí                    
lluvia despeñada/cristales afilados
me he cansado
de los sobrevivientes seres
de la tarde devastada
escribir
es caminar descalzo
hasta probar la sangre
de la astilla
o es una gran mentira
llena de fosas
donde se entierran
poemas como muertos




Palabras

Migajas de un pan
que ya no es nuestro




Claroscuro

Hay palabras como larvas
enfangadas y brillantes

como luciérnagas flotando
en un charco de ojos negros y ya inermes

peones
que saben el juego
de su suelo cubierto por el día y por la noche




Vivir o escribir acá es lo mismo

Retener un cúmulo de huesos
caminar sobre el asfalto soleado y demencial
afuera
nos habita la noche
una ciudad violenta
de luces agónicas
de esmog y esperma

Vivir o escribir acá es lo mismo
oír el réquiem que nombra y sepulta cada día
ser tránsito vehicular/continua espera
a lo mejor imaginarnos suicidas
amar al sol y a las estrellas




No hay palabras

sino señales de niebla que se guardan:
murallas que apartan
a los cuerpos que se anhelan y se callan



Ser original



Manía de los que picotean la época

como pájaros anhelantes de la forma

que ven en la vanguardia una consigna, una bandera “nueva”

ondeando en el atrio de la conveniencia



construyen su ataúd con la soberbia
son una estatua que el orgullo erige

Dejarse marchitar
como esas flores de luto que se apagan en las lámparas
–parecen decirse a sí–

No hay necesidad sino deseo

Poeta
no dejes de asistir al asombro
no esquives la mirada que te ve de frente

No escribas epitafios con certezas de nadie

Estás vivo y lo sabes
 



Tatuajes

Yo soy el cuerpo magullado
esa que esconde con risillas
las supuestas certezas enhiestas de tu hombría

Óyeme:

No sabes cómo duele la limosna de tu semen en mis labios




Varón de sangre y solo

Ahí en la barra ojos atentos
muy atentos
hacia la vulva afeitada
que al compás de la noche
se adentra en el espesor
de las luces tintineantes

El humillado oficinista
mano en vulva
boca en teta
descarga su estrés

Las horas bailan
sigilosas         como gatas
aullando
los cuartos tiemblan
de gemidos lejanos

Se acaba el show
vuelve la vida
con su cara de lunes
los clientes bostezan
tragándose la mañana
que los devuelve solitarios
ahora
jugando a ser otros




Cayó la noche y la avenida se llenó de luces

Luces como sinfonía levitando
Luces que descienden reunidas en tus ojos

Tus ojos:                    luz perpetua contenida
Tu cuerpo:                manto de llagas/hoguera apagada
               por el semen bravo




Radiografías in situ

En la tarima del mundo
desplomados:

Dejamos todo y dormimos llenos de sí, vacíos de sí
sobre la noche que se ausenta de gatos
chisporroteo de cables eléctricos
de grietas en ruina y respiraciones lentas
en los cuartos de mujeres con insomnios interminables/
                                                                 batallas mudas
en el silencio oscuro

Entonces oímos rechinar la ira en los dientes del viento

Un arrancar lento de párpados pesados
Un entrever la luz opaca es el inicio del rito:

Despertamos y la ciudad es un espejo mustio
con ansiedad de verse desleída, hecha añicos

Vaho amargo en la boca cansada/primeros pasos
hacia la calle y el ruido

Esta mañana el frío es un cuchillo helado que perfora los poros

Esta mañana, este día parido como el otro y el otro
rueda cabrío y denso sobre el caracol de la suerte laboral:

una sonrisa aparente
un traje elegante que cubra la oquedad y la ruina
para convencer al jefe
que somos más que huesos y un nombre
Llega el retorno a casa
hacemos las paces con la noche
y nos invade un deseo un latido
una esperanza de encontrar a alguien
a quien gritarle toda la soledad en el teléfono




Jam

A Angélica Noguera

Qué dulce lejanía atraviesa mis venas
cuando escucho algún síncope de jazz
en horas del sueño
y hay un porvenir secreto
oculto en la hoguera del silencio
entonces mendigo un par de acordes
de un piano que habla sobre flores de hielo
como un ruiseñor en las ventanas:
esta ciudad está roída por aves pendencieras
los peces gravitan en el aire
no hay silencio
solo dorados aullidos de Mr. Charlie Parker                    
y las muchachas sonríen
y los pájaros son amantes del beat

Definitivamente hay música en el mundo




La noche hunde el cuchillo en la ciudad dormida

La noche es la bandera de los buitres
la noche es la máscara de Dios
la noche son los bares estentóreos
la noche es la oficina de las putas
la noche tiene miedo de la noche
la noche huele a asfalto lloviznado
la noche
                        la noche acaricia la piel
de los amantes
y se mete en sus sábanas
tibias
líquidas
donde la muerte
ha llorado sus nombres
y se va




A esos muchachos que salen de sí y van al sol

Muchachos que estiran sus miembros entre sí con frenética fricción
Muchachos desde la orilla de este tiempo
Muchachos que se esconden tras el tibio cuerpo de otro amigo
Muchachos que huyen del saber y del orgullo impuesto por sus padres
Muchachos listos para caminar bajo prados de imaginadas flores
Y  penes flotantes
Muchachos de miradas calcinadas por la soledad circundante
Muchachos tristemente impacientes
En oficinas furibundas que revientan de ansiedad
Muchachos solitarios antítesis del macho cabrío
Muchachos que dejan entrever su gran pecho dorado
Y no duermen bajo la almohada del miedo
Y salen al sol como a la vida




Yo te puedo decir qué es la locura

He nacido para ser otro cada día
aún no sé mi lugar en esta tierra
solo poseo dudas, un derrotado rostro
unas palabras deshilándose:

tener que trabajar, hundirte en un pozo de aguas rancias
ser esclavo de la cruz y la cadena, del hombre fatuo
no del ser llameante no del ave que reclama el aire

tener que lavarte el pelo con higiene de culebra
tu madre, nuestra madre, aparece en sueños deformes
coronas de espinas y sangre y cristos famélicos
las palabras
son signos decadentes
que no tienen una puta idea de lo que es el dolor
el “dolorsito”
como el sueño nefasto de cuando veo a mi madre muerta
con un collar de aceitunas negras sobre el cuello
la ansiedad girando sobre sí misma
mordiendo con sus dientes de hambre
a la paciencia hirsuta

Yo te puedo decir qué es la locura:

-la miseria honda
la noche relinchando de presagios-

Y no te atrevas a reír como hiena junto a ella
A hacerte el loco cuando no lo eres

No te atrevas




Uno es un barman

A André Maldonado

que ríe ebrio etéreo
rodeado de paredes que cuelgan posters
de Bob Marley, Jim Morrison, John Lennon o Ché Guevara

Pura retórica –dice un muchacho de ojos entrecerrados
como invocando al sueño que no le llega nunca
mientras limpia con su lengua la barra húmeda de cerveza

Pura retórica esto de la cultura bar
se dice a sí mismo y piensa:
creo que encerrarme en un cuarto con volutas de ego y humo
con la música de un dj que mira obstinado su artefacto musical
mientras baila estrepitosamente inconstante al ritmo
es solo un juego un pinche juego

Entonces vuelve a pensar
ahora golpeado por un idea inesperada:
todo el bar es un pequeño pueblo de duendes
que quieren ver y ser vistos
y ya no más ser ebrios anónimos
sino tipos interesantes
que entienden la posmodernidad y tararean
lo mejor de Muse, The Killers, Arctic Monkeys o talvez Serrat
cuando la noche se queda sin baile
sin cuerpos qué rozar

Así que todo termina

Uno a veces es un barman
cuando las neuronas se derriten por un licor de fuego
y ya no hay euforia colectiva ni ecos de risas
ni muchos menos cuerpos qué rozar
y solo queda algo como un brusco cerrar de puertas
y ventanas
algo como un salir hacia una bruma
que huele a madrugada
a una calle de grietas como islotes oscuros
y queda una ansiedad vibrante en los labios
una sed
un camino de regreso
donde solo se conversa con la propia sombra
y se cuelan unas manos frías
en un par de bolsillos desnudos




Entrar al mall

Si uno en verdad pusiera atención
podría oír que hay una musiquilla falsa
adentro de los centros comerciales
la misma que podría acabar de un tajo con cualquier melómano
bastaría con hacer sonar sus campanas rotas
como catedrales desquebrajándose frente a las faldas de dios
en este triste mundo
que escucha atento esa también triste musiquilla de mierda




Caralibro

Subes y bajas
el cursor del mouse con ansiedad vibrátil
fácil husmear en lo que no te pertenece
un corazón palpita en las yemas de tus dedos
fácil servir al tedio vacuo
todo es click
frente a un monitor
que reverbera luz y signos muertos
fácil ser preso acomodado en la cárcel de tu ego




Lluvia de paso

A la familia Arriagada, del Sur,
A su cariño

Lento el silbido el caer traslúcido de la lluvia y el tiempo
lento el aire/hijo de fantasmas del humo
o bruma somnolienta                      desvaneciéndose
otra vez en el aire

Lento el andar de la tarde/nubes nupciales/lágrimas deformadas
formas del cielo
Lento. Lenta la música, el golpeteo incesante
latidos de agua indivisible

Lento el fluir de la niebla líquida y delgada
que desemboca de un ducto vertical
hasta hundirse lenta en las cuatro esquinas
de una reposadera cualquiera
en una casa de musgo y ruina

Lenta la lluvia, su futuro incierto
de muerte inaudible
de río improvisado que serpentea transparente cualquier ciudad 




Ciudad de Guatemala 



No es una ciudad



Sino marea gris



Sus olas regresan todo a la orilla de la muerte


No te embarques

No es eso lo que ves un horizonte de neblina mansa

Es el humo del diesel o la pólvora

Así que recorre otro camino

Real o imaginario

Con otros pasos

Con otras gentes u otros sitios

Nunca serás el héroe del acierto diario

Pero el sol saldrá innegable en la mañana de tu miedo
 


Atrás dejé al futuro en la carrera rauda


me importa el tiempo sucediendo en este ahora
no ser carne fresca para el ansia
sed, en la antesala del deseo




Contra la pena


Agitá el cuerpo
bailá
salí a encontrar un cuerpo hirviente o mujer lozana
de ojos grandes
para frenarle de una vez el paso a la muerte
que se ahogue en ese pozo que algunos eruditos llama “tiempo”

Salí, volvete pájaro o ladrón
pero salí
Desenfundá tu ánimo, cabrón
cantale al sol como si fuera tu hijo

No sepultes tus horas, como al abuelo que lloramos tarde
y recordamos escasamente

Recordá que hay prisa por volver a ser como esos niños
que perdieron en el aire sus cometas
y se ríen como locos en el suelo,
como esos jóvenes
que se cuentan entre sí y a carcajadas
las continuas masturbadas ante un televisor
en madrugada,
cuando los padres sueñan mansamente
con el “gran futuro” que vendrá para sus críos

Levantate de esa mugre cama
que te harta los sueños y los años
caminá un momento junto al mar
o junto a un río

Y respirá la vida
que te devuelve el soplo ya inhalado
con un recuerdo dulce y de verdades claras




Retorno a la fogata 

Tendrás que olvidar los malos ratos, los dolores infranqueables


las risas que se fueron en memorias inasibles

de todo aprenderás a conocer la niebla, la noche, el alba

sabrás cantar tu peor canción y tus erratas

aullarás a lunas que siguieron tu camino

verás un llano de oleajes infinitos

soñarás con esferas

con alephs de amor entre los brazos



Te arrancarás del pecho el alma y del centro las costillas



Aprenderás a ser un sol

O lucidez que aclara todo
 



Recordatorio

Vuelve a vestirte de agallas
que es fría la noche de oscuros deseos
en esta calle de miradas rudas

Atrévete a pulir las piedras
quiébrale el paso al miedo
ignora el ruido
construye el altar de tu insurrecta verdad sin titubeos